Eslizones

Los inquietos y veloces Eslizones destacan entre el resto de Hombres Lagarto, más torpes y lentos. Son la fuerza de trabajo que diseñaron los Ancestrales para ejecutar las tareas más diversas, y sin ellos, la sociedad de los Hombres Lagarto se desmoronaría rápidamente.

Descripción[]

Los eslizones son pequeñas, ágiles e inteligentes criaturas, creadas por los Ancestrales a partir de seres anfibios que habitaban en los pantanos de Lustria desde el amanecer de los tiempos. Fueron creados para desarrollar trabajos mundanos que requerían una mente lúcida y unas manos hábiles, por lo que llevan a cabo diversas tareas como los de traductor, escriba, artesano o administrador.

Son seres muy organizados y sociables, comunicándose entre ellos rápidamente y con efectividad, siendo capaces de trabajar en grupo instintivamente y hasta de convencer a otras criaturas de sangre fría para que sigan sus órdenes. Son tan ágiles física como mentalmente y están tan bien adaptados a manejar los quehaceres diarios de las ciudades templo como a actuar en las patrullas de largo alcance que peinan el gran continente selvático. Los Eslizones tienen varios papeles que requieren de una mente lúcida y están perfectamente adaptados a la vida cotidiana de las ciudades templo. Eran la mano de obra de los Ancestrales, igual que hoy en día lo son de los Slann. De todos los Hombres Lagarto, los Eslizones son los más comunicativos, y usan sus tonos de piel cambiantes y el color de sus crestas para dar matices sutiles a su lenguaje verbal de incesantes chillidos agudos, chasquidos, siseos y otros sonidos curiosos, para realizar complicadas tareas con rápida eficacia

Los Eslizones usan las armas durante sus numerosas patrullas además de participar en los combates cuando hay guerra. En tiempos de guerra, los eslizones suelen tomar las armas y combatir junto a los Saurios y Kroxigores. Los Eslizones son despertados para luchar junto a los seres más salvajes y agresivos de su especie. Aunque no son guerreros de nacimiento, y son más débiles que sus hermanos más grandes, son capaces de utilizar aparatos y armas más complejas. Como tropas, alternan la audacia temeraria con el pánico repentino. Su carácter inquieto les hace más proclives a huir que los estoicos Saurios cuando se encuentran una dura resistencia.

A pesar de ello, son muy rápidos y sigilosos y pueden ser realmente letales cuando usan su arma preferida, la cerbatana, contra enemigos desprevenidos. Todo esto los convierte en excelentes cazadores, ya que se conocen la jungla y acaban con todo intruso que se adentre en su territorio. Han aprendido a llenar sus armas con toxinas letales destiladas a partir de anfibios venenosos, insectos y serpientes que habitan en las calientes y vaporosas junglas y pantanos de Lustria. Estos venenos son muy variados, pero todos son letales. El menor arañazo puede provocar la parálisis del corazón, roturas de cuello o incluso solidificar la sangre de un humano y convertirla en una masa gelatinosa. Este es el destino de los intrusos de sangre caliente que se atreven a adentrarse en su mundo.

Cuando combaten como parte de un gran ejército de Hombres Lagarto, los Eslizones tienen varias funciones. Lo más normal es que los Eslizones avancen delante del cuerpo principal del ejército en grupos dispersados, hostigando el avance enemigo con dardos y jabalinas envenenadas. Cuando forman en una cohorte de batalla, luchan en grandes formaciones, constituyendo la línea de batalla y protegiendo los flancos de las cohortes de saurios. La formación es considerablemente más eficaz cuando la dirige un Cabecilla Eslizón o un Jefe Eslizón, o cuando se les unen los enormes Kroxigores.

Los Eslizones tienen una afinidad natural con el agua, y pueden nadar velozmente por los ríos y los pantanos de la selva, buscando la ocasión para pillar a su enemigo desprevenido, acercándose y atacándoles por zonas inesperadas. Muchos enemigos se han visto flanqueados por Eslizones que atravesaron lo que se creía que era un río o pantano impasable. La naturaleza anfibia de los Eslizones les permite estar más de una hora debajo del agua esperando el momento adecuado para llevar a cabo una emboscada.